Los perros poseen un variado repertorio de señales sonoras. La vocalización más típica del perro es el ladrido, que suele expresar la alarma o la excitación del perro frente a algo que ocurre en su entorno, pero también hay otro tipo de sonidos caninos con motivaciones y significados variables.
El ladrido es el tipo de vocalización más frecuente del perro. El ladrido del perro tiene como función principal la defensa frente a personas o perros desconocidos y la protección del territorio.
El ladrido no siempre es indicativo de una actitud agresiva. Para poder interpretar un ladrido como agresivo es preciso analizar el resto de señales comunicativas del perro, en especial las de tipo visual (su postura).
Los perros callejeros suelen ladrar con menos frecuencia que los que viven en una casa. Los lobos ladran mucho menos que los perros y esa diferencia refleja el cambio introducido por el hombre durante el proceso de domesticación. A través de muchas generaciones de selección genética el ser humano ha potenciado el ladrido del perro, que de hecho podría considerarse la primera "alarma antirrobo" de la historia.
Algunos perros se ponen muy tristes cuando se los deja solos. Quieren reunirse con los otros miembros de su manada. Por eso, al principio, ladran avisando su presencia. Si eso no da resultado, ladran un poco más fuerte. Cuando eso tampoco funciona, empiezan a aullar. Aullar es una especie de SOS canino. Normalmente el dueño regresa durante esa fase, con lo que el perro suele llegar a la conclusión de que sus aullidos lo han hecho volver.
Los perros pueden en ocasiones aullar de forma parecida a como lo hacen los lobos. En los lobos el aullido es utilizado principalmente para mantener la cohesión de la manada y como sistema de comunicación durante la época de apareamiento.
Los perros suelen aullar en respuesta a ciertos sonidos de alta intensidad y de frecuencia media, o media-alta, como la sirena de una ambulancia o las notas de un violín. Este tipo de aullido se considera normal y en ningún caso debe ser interpretado como un signo de malestar o sufrimiento. En ocasiones algunos perros pueden aullar al verse separados de sus dueños.
El aullido es una conducta que parece ser más frecuente en razas de tipo nórdico, como el Husky siberiano o el Alaskan Malamute.
El gruñido de un perro, salvo cuando aparece durante el juego, se considera siempre una señal indicativa de agresividad. Un perro puede gruñir a las personas, incluso a sus dueños, y a otros perros. Nunca se debe provocar a un perro que gruñe, ya que su siguiente reacción puede ser la mordedura.
El significado del gemido del perro puede ser diverso. Los cachorros suelen gemir para demandar la atención de su madre. El perro adulto puede gemir para escapar de una situación que le produce miedo o dolor, o simplemente para obtener algo de sus dueños, como por ejemplo que abran una puerta que está cerrada.